Quiero empezar contándote sobre porqué elegí seguir una educación STEM o basada en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Y para comenzar este viaje tendremos que retroceder a mi infancia, la cual, como dato curioso fue muy alejada de la tecnología. No fue hasta los 13 años que obtuve mi primer celular con el cual podía enviar mensajes de textos a varios amigos en cualquier momento del día, y sin duda era muy emocionante.
Pero desde antes de ese momento, yo ya había decidido en afianzar más mi interés sobre la tecnología, pero lo que derramó el vaso en esta primera etapa radicó en una tarde de invierno donde discutía con mi padre, quien molesto me miró fijamente y me dijo: “Elton, deja de ser conformista y ve siempre por más”.
Considero que fue el primer detonante de mi vida, porque me transformé en una persona curiosa y con solo ello empecé a cursar la carrera de ciencias de la computación. No negaré que mi primera computadora la obtuve a los 19 años, y que lo primero que aprendí fue a programar con el lenguaje C#, pero nadie pudo predecir que se acercaban 4 años súper intensos.
El segundo año en la universidad conocí a varias empresas grandes del sector, una de ellas fue Microsoft, con la que me introduje en el mundo de comunidades estudiantiles y profesionales. Durante el camino te podías dar cuenta que el significado de hacer comunidad no solo consistía en aprender para compartir con los demás, sino en poder empezar primero esa conversación con tus amigos o compañeros de trabajo con la finalidad de mejorar sus vidas o espacios de trabajo utilizando de manera adecuada y acertada las herramientas tecnológicas. Participar y hacer comunidad fue mi segundo detonante, del cual puedo rescatar que hasta el día de hoy es un camino lleno de aventuras y experiencias enriquecedoras.
Luego de pestañear, ya me encontraba trabajando y con muchas ganas de seguir aprendiendo. Durante ese proceso recuerdo mucho el consejo de un gran amigo y mentor, quien me dijo que “No solo se trata de querer, sino se trata de enganchar ese deseo con tu propósito”. En ese momento, no sabía cuál era mi propósito de vida, ni siquiera lo había pensado.
Así empieza un largo camino, durante el cual me alejé de varios, pero con la única meta de poder encontrar lo que en realidad amo y compartirlo a través de todo en lo que soy bueno para finalmente ayudar al mundo, haciéndolo un lugar mejor. Así aprendí que no sirve de nada ser el experto en algo, si no tienes la intención de cambiar algo en el mundo, por más pequeño que sea. Éste tercer detonante pudo juntar tanto la pasión, la misión y la vocación que tenía con el designio de motivar las ganas de enseñar sobre las diversas y nuevas tecnologías que se van creando día tras día, pero no solo enfocándose en lo práctico o en lo técnico, sino partiendo desde sus fundamentos y encaminándonos hacia el desarrollo de estas con el fin de lograr alcanzar metas que en un pasado se consideraban imposibles.
Por eso, antes de hablar de la tecnología vanguardista, hagamos un receso sobre cómo es que pasamos de ser una especie donde la mecánica y la electricidad dominaban nuestras vidas a convertirnos en una especie digitalizada basada en datos e información.
Comenzando en los años 80, la primera computadora, internet, las telecomunicaciones y las pantallas táctiles marcaron el antes y después de una generación, esta tercera revolución industrial comenzó a pasos acelerados y hoy su avance es imparable, pero con el surgimiento de más tecnologías emergentes como la nube, internet de las cosas, redes 4 o 5 G, la realidad aumentada o mixta, hemos tenido que avanzar o empezar una etapa más en nuestra revolución. Si, está se hace llamar la cuarta revolución industrial, la cual no consiste en que predominen los avances tecnológicos, sino transforman estos avances en herramientas, con la finalidad de hacerlos modelos que en base a información o datos puedan decidir o predecir. De esto se habla en la actualidad como avances recientes en Machine Learning, IA, inteligencia de negocios, etc.
Luego de un poco de historia, hoy en el 2021, nos hemos dado cuenta de que la humanidad, a pesar de que este atravesando una pandemia mundial, no debería de tomar como una obligación a la transformación digital, sino tomarla ya como una necesidad. Me gustó mucho un artículo de Forbes la cual plantea una solución a la pregunta: ¿Y cómo podemos apoyar a los negocios o empresas en empezar y acelerar su transformación digital? Donde especifican que es un trabajo escalonado y que su inicio puede traducirse en las siguientes interrogantes:
Tal vez para el 2022 el mundo cambie aún más y ya varias empresas adopten el teletrabajo como un modelo de contratación común, la mayoría de los pequeños negocios ya tendrán sus carteras de pago en el cual el uso del efectivo ya casi no sea necesario o finalmente desde las personas hasta las grandes marcas tengan una presencia en la web tan sólida que nunca lo hubiésemos imaginado años atrás.
Querido lector que estas empezando en la tecnología, o ya estás familiarizada con ella desde hace muchos años, te recomiendo cerrar los ojos, dar una mirada al pasado y recordar el momento exacto en el cuál te enamoraste del mundo de la ciencia. Solo así podrás reconocer cuales fueron los detonantes que cursaron tu vida hasta este momento.
En conclusión, quiero culminar esta conversación con una frase que hoy para mi tiene sentido, la cual es:
No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes hacerlo mirando hacia atrás.
Por lo tanto, sigue aprendiendo, sigue iniciando conversaciones y, sobre todo, no te olvides de alinear tus metas a un bien común.